viernes, 8 de junio de 2012

EL RETORNO DE “EL TAMA”: DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE (III)

Año 2011.

Octubre. Día 5: concierto de Los Tres en Raya en “La Espiga”. Lo flipé, era el primer concierto de este trío al que asistía. Compré varios cedés, uno de cada uno de los artistas individuales. Día 19: terminé el primero de una serie de dibujos a rotulador de arañas del género Eresus. Después de muchos años sin dibujar animales recuperé esta entretenida afición. De madrugada, tras el trabajo en la ilustración, la publiqué en mi muro de facebook. Los siguientes dibujos los realicé y publiqué a lo largo de los días 20-21, 23-24, 26-29. Ese último día había actuación de Fabio Sabià en “La Espiga”. Era su último concierto en Córdoba. Se me olvidó la fecha y no me pude despedir de él.

Noviembre. Día 1: me quedé temporalmente parado a propuesta de mi jefe y este día tenía cita en la Oficina de Empleo para solicitar el subsidio (de desempleo). Día 2: terminé el último dibujo de la serie de arañas del género Eresus que inicié a finales de Octubre. Día 4: comparecencia en los juzgados de Barbate (Cádiz), junto con mi jefe, en calidad de perito, en un juicio. La cámara de grabación de la sala de juicios no funciona y nos quedamos varias horas esperando el milagro. Finalmente, se nos comunicó oficialmente el aplazamiento del juicio para principios del año siguiente. En un restaurante de La Barca de Vejer, mi jefe y yo nos detuvimos a meternos entre pecho y espalda un bocata de lomo antes de regresar a Córdoba.

Diciembre. Día 23: “Operación Mantecón” en “La Espiga”, con Alejandra Vanessa, de “La Bella Varsovia” como maestra de ceremonias. Este año participé leyendo un relato humorístico titulado “El Espíritu de La Navidad”, que consiguió provocar risas en el público. Objetivo cumplido. A cambio tuve que dejarme colocar una felpa de cuernos de reno, con luces. Y también toqué una teta de goma que rondaba por allí, y por supuesto, no olvidé tomar el chupito de anís de rigor que exige el protocolo de este evento. Día 24: cena de Nochebuena en casa en compañía de mi madre, mi hermano y unas amigas paraguayas de mi hermano. Para ello abrimos la mesa plegable del salón, que llevaba sin desplegarse unos treinta años o más. Cuando acabé fui a la habitación de mi abuela a darle su cena. Esa noche estuve excepcionalmente calmada. Fue una velada plácida y tranquila. Una excepción a muchos años de malas experiencias navideñas. Día 31: al igual que en Nochebuena para la cena repetimos los mismos comensales. También pasamos una velada tranquila y agradable. Nos comimos las uvas y celebramos la entrada del nuevo año con champán. En esta ocasión tuve que levantarme en varias ocasiones durante la cena para atender a mi abuela y acompañarla.

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