La insoportable levedad de tus pechos
Revelada en mis adentros
se fue, para de nuevo
volver a provocarme insomnio
Y así tu cuerpo ausente se marcha
y me deja con la miel en los labios,
cotidianos horizontes de entusiasmo
que me acercan a la rutina diaria
Confío en mis manos, sobre todo en la derecha
y sé que no me fallaran llegado el momento
de recordarte desnuda en tu lecho
sabiéndose lejanas de tu cuerpo
Orgasmo póstumo, sucedáneo virtual
con él hoy celebro tu perenne ausencia
final feliz de quehaceres cotidianos
y eternos vaivenes de placer solitario.
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aaaaaaaaaa
ResponderEliminarEspero que tal como en el concierto de Pablo Carbonell se nos explicó, en relación a cómo dilucidó Raimundo Amador que el "ay que gustito pa mis orejas" se trataba básicamente de una comida de coño..., este fabuloso poema (vaya faceta escondía cabroncete!!!) no dilucide en la antesala de que se te quede el frenillo a la altura del tobillo
ResponderEliminarMe ha encantado. Enhorabuena monstruo!!! Mas real que la vida misma...
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